miércoles, 3 de abril de 2013

Hasta Cuando


La intimidación al presidente Héctor López desencadenó peleas, divisiones en la comisión e intentos de renuncias que no cesan. Barrionuevo y Capriotti reaparecieron en la escena política. El vicepresidente segundo José Ripoli evalúa dimitir de su cargo durante marzo.lopez chacarita san martin katopodis ivoskus
El conflicto institucional sin límites que se desató en Chacarita hace más de veinte días aún persiste hoy y recorre todos los estratos del club. La inesperada amenaza de dos barras al presidente Héctor López fue el disparador de renuncias, intimidaciones internas y acusaciones de todo tipo. Fue, también, el generador de varios frentes de discusión. Y la ventana hacia una dirigencia dividida y una entidad resquebrajada en su economía.
El martes 16 de febrero Chacarita era local ante Tristán Suárez. Minutos antes de comenzar el partido, dos integrantes de la barra ingresaron al palco presidencial y pidieron intercambiar unas palabras. Reclamaron alrededor de 35 mil pesos para costear el viaje a San Juan y estar presentes en el duelo del “Funebrero” por Copa Argentina. La negativa de López produjo la inminente advertencia de muerte a metros de su familia. El mandamás decidió renunciar y reunir de urgencia a toda su Comisión Directiva tras el encuentro. Su decisión de dar un paso al costado fue acompañada por las de otros dirigentes, entre ellos, Raúl “Muchinga” Escalante. “No conozco a quienes entraron al palco, porque serían de una tercera o cuarta línea de la banda, pero verles las caras a mis hijos me hizo decir ‘renuncio’. Luego tuve unos días para pensar y decidir qué hacer. Todos me pidieron que me quede. Estoy bien, más fuerte que nunca”, le confiesa el “Tore” a ECOS. En tanto, admite su habitual comunicación “en buenos términos” con los referentes del paravalancha, aunque se muestra firme en “no darles nada”. “Chacarita tampoco está en condiciones de hacerlo. Ellos lo saben y hasta ahora no habíamos tenido problemas. No cederemos a sus reclamos”, remarca.
A partir de allí surgieron a escena versiones contrapuestas. López manifestó que le resultaba “raro y sospechoso que justo el día que sucede la amenaza, Armando Capriotti haya vuelto a la cancha”. Pero evitó adjudicarle el lamentable episodio sucedido. Invitado por Marcelo Caravaca y Germán Svajelj, hombres de la oposición en Chacarita, Capriotti se encontraba viendo el partido en el palco de la familia Ivoskus. Era la primera vez que asistía al estadio como espectador local, luego de haber dejado la conducción de la entidad de San Martín en 2005. El año pasado su visita fue como dirigente de Guillermo Brown, de Puerto Madryn. Consultado por este periódico, el ex vicepresidente y ladero de Luis Barrionuevo se desligó en forma rotunda de los hechos: “Hace siete años que nos fuimos del club y que no participamos en la interna política. Este muchacho (por López) no tuvo otra idea mejor que abrocharme a mi en los incidentes. Me acusa porque es un pobre tipo y tiene una mirada muy corta. El club está muy mal económicamente y él no tiene cintura política, personalidad ni jerarquía. Chacarita necesita un presidente que tenga huevos y un buen respaldo económico”. Claro que ante estas fuertes declaraciones, el contraataque de López no se hizo esperar. “Para ser presidente, primero hay que ser hincha de Chacarita y después socio. Si quiere volver a gobernar tendrá que ser de la mano de otro. Este es un año político en el país y tal vez esté especulando con eso”, disparó.
Las diferencias entre ambos y las agrupaciones opositoras también tienen fundamento en sus diversas alineaciones en la política distrital. La actual dirigencia encontró un sostén en el katopodismo, a través del “padrinazgo” de Oscar “Mono” Bitz, actual funcionario del gobierno provincial de Daniel Scioli. “No me molesta que se ligue a nuestra dirigencia con el signo político del Municipio. Todo aquel que quiera colaborar con Chacarita no me va a molestar. Además, Oscar es un amigo”, avisa López. Por su parte, Capriotti se identifica con el peronismo disidente. Caravaca proviene del riñón ivoskista. Y Svajelj, de Círculo Chacaritense, tiene sus raíces en el Partido Socialista.
Viejos nuevos tiempos
Las acusaciones y los contrapuntos expuestos refuerzan los rumores del deseo de las filas barrionuevistas de retornar a la vida institucional del “Funebrero”, liderando a las agrupaciones disidentes actuales. Desde la oposición y el entorno del gremialista gastronómico ya no ocultan esta posibilidad. Aunque hay un detalle que imposibilita una inserción directa en la política del club. Capriotti y Barrionuevo han sido expulsados como socios por esta dirigencia. “Lo mejor que podrían hacer es recapacitar y convocar a todas las agrupaciones del club, sin omitir a Barrionuevo. Y tienen que devolvernos el carnet”, subraya Capriotti, que asegura haber ofrecido gratis el predio de la AFA en Ezeiza para que el plantel de Salvador Pasini lleve a cabo su pretemporada durante quince días en enero. Miembros de la dirigencia dicen que “es una mentira total. Escalante le preguntó si podía gestionarlo por medio de un allegado y no lo consiguió”.
En medio de las declaraciones cruzadas y las desmentidas en todos los ángulos, ECOS se comunicó con Luis Barrionuevo para esclarecer las versiones en torno a su figura. El ex titular de la institución de Villa Maipú y actual líder de la CGT Azul y Blanca advirtió: “No tengo nada que ver con Chacarita, no tengo nada para opinar. Le tienen que preguntar al intendente, al “Monito” Bitz y al “Turi” Ginés que pusieron a este chico que no sabe para donde salir corriendo. Yo no quiero opinar porque ya no tengo ni carnet. Estoy a un millón de kilómetros de Chacarita.” De todos modos, Capriotti reafirma su postura y aclara: “No veo a otro más que a él que pueda darle una mano a Chaca. Estamos dispuestos a colaborar, si nos convocan, acercando capitales. No queremos ser dirigentes”.
“La presencia de Capriotti en Chacarita es un fantasma. Fue una sorpresa y tal vez al presidente le molestó. Pero le ha dado mucho al club. Si tiene ganas de seguir colaborando, bienvenido sea”, afirma Caravaca, miembro de Todos por Chaca. “Acusaron a las agrupaciones de ser golpistas y nosotros sólo queremos que siga López hasta el último minuto porque, de lo contrario, sería una mancha más en la historia. Pero ellos se niegan a la ayuda de cualquiera. Cuando hablan de unidad es mentira”, considera.
Los vertiginosos días de febrero también dejaron al descubierto las divisiones en la propia Comisión Directiva. Después de la intención de renuncia de Héctor López, ya nada fue igual. Aquella tarde, con los ánimos ya caldeados, una gota desbordó el vaso. En la reunión dirigencial se cruzaron varias críticas y Patricio Ginés, miembro de la CD, amedrentó al vice segundo, José Rípoli. El dirigente de la cúpula admitió el hecho y desde el oficialismo se esmeraron en desmentir la versión de un conflicto armado. En contrapartida, al cierre de esta edición, según constató ECOS, Rípoli renunciaría a su función. Aunque allegados al directivo advirtieron que la decisión no tiene relación con los hechos aquí mencionados, el vicepresidente sufrió un desgaste en el último mes y piensa en dejar su cargo.
Arrancar y a los seis meses querer renunciar no es bueno. Pero puede ser que esto me fortalezca. El cuerpo técnico y el plantel se preocuparon por mi renuncia, pero quedaron conformes con que siga. Es fundamental la unión de la Comisión Directiva. Porque nosotros no podemos estar divididos”, sugiere López.
Problema de difícil solución
Si bien las amenazas, los amagues de renuncia, las peleas internas y la aparición en escena de pasadas y fuertes figuras políticas golpearon duro en el seno de Chacarita, hay un inconveniente más pantanoso y de difícil resolución: la realidad económica. A la fecha, se adeudan siete meses de salarios. El club tiene alrededor de setenta empleados, lo que significa una partida presupuestaria superior a 350 mil pesos mensuales. Y allí, López no encuentra respuestas: “Heredamos cinco meses atrasados de pagos y hay dos de nuestra gestión. Vamos a tener que hacer una reestructuración general, porque tenemos empleados de muy altos sueldos y edad, y hay un desfasaje entre costos y rendimiento. Debemos reducir el personal y lo estamos evaluando en este momento.”

Fuente:Diario Ecos

No hay comentarios:

Publicar un comentario